(...)"He observado que, por un favor de la Providencia, muchas personas, a los sesenta años, empiezan a tener de sí una idea bastante romántica. Hasta en sus fracasos encuentran une encanto singular. y, desde luego, las esperanzas del futuro son una buena compañia, formas exquisitas, fascinantes si se quiere, pero -por asi decirlo- desnudas, prontas para ser adornadas a nuestro antojo. Las vestiduras fascinantes son, por fortuna, propiedad del inmutable pasado que, sin ellas, estaría acurrucado en las sombras."
De La posada de las dos brujas de Joseph Conrad (1857-1924)
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